Perdonarme que me ría pero es que cuando la gente me pregunta: ¿y después de separarte todavía no has rehecho tu vida? no puedo por menos que reírme a carcajadas.
Obviamente el significado del verbo rehacer es bien distinto según y qué mente "arcaica" lo mencione.
"Rehacer TÚ vida... Rehacer TÚ vida... Rehacer TÚ vida (repite conmigo)"
¡Vamos a ver si yo me entero! ¿entonces solo se considera rehacer tú vida si sustituyes a un hombre por otro? ¿no vale el hecho de que (y todo desde mi más modesta experiencia personal) por suerte no necesites a ninguno para NADA?, repito alto y claro "NAAAAADAAAAA", pero nada de nada.
Pues me vuelvo a reír, perdonarme que os diga otra vez, y tengo que defender mi alegato al respecto de que no solo he rehecho mi vida sino que la he creado de nuevo, casi desde cero, a mi estilo, a mi gusto, según mis necesidades, libremente, sin prejuicios, sin hacer daño a nadie pero haciendo literalmente lo que me sale de las narices (entre otros sitios).
No es que me haya vuelto "Juan Palomo" a estas alturas y claro que necesito el cariño a mi alrededor, pero no tiene porqué necesariamente tener forma de varón (a ser posible NO de mediana edad ¿qué por qué digo esto? porque este es mi blog y la forma del varón la elijo yo y punto pelota...) me siento más que satisfecha teniendo el cariño de mi familia y amigos, incluso con el de mi conejo me basta (*).
Me he convertido en una solterona en toda regla ¡y qué bien oiga, qué bien!, no lo cambiaría ni por el mejor marido multimillonario del mundo, porque sinceramente y aunque pueda parecer que el dinero da siempre la felicidad pienso que esto no es del todo cierto, que ayuda a conseguirla sí, pero no tiene la primicia en exclusiva de la consecución de la misma.
Ser la dueña y señora de tú vida para mí vale su peso en oro, también tiene un lado menos vistoso, pero ese ya os lo contaré otro día con más calma...
Me he convertido en una solterona en toda regla ¡y qué bien oiga, qué bien!, no lo cambiaría ni por el mejor marido multimillonario del mundo, porque sinceramente y aunque pueda parecer que el dinero da siempre la felicidad pienso que esto no es del todo cierto, que ayuda a conseguirla sí, pero no tiene la primicia en exclusiva de la consecución de la misma.
Ser la dueña y señora de tú vida para mí vale su peso en oro, también tiene un lado menos vistoso, pero ese ya os lo contaré otro día con más calma...
(*) Es cierto, tengo un conejo creerme, se llama Rudolf, es blanco y de ojos azules. Si hay alguien interesad@ enseño foto.
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